Wednesday 25 August 2010

Una pesadilla de amor en una noche de verano en París.

L. me amaba pero su ex reapareció en su vida y decidió que también debía amarla a ella porque "la pobre" estaba desconsolada.

Nos amaba a las dos y yo no podía soportarlo. El a quien le había confiado mi corazón y mi alma, en quien confiaba plenamente, a quien amaba por primera vez de verdad, mi mejor amigo y confidente, mi mejor amante y el más tierno y dulce de los hombres me dijo que lo aceptaba, o se quedaba solamente con ella.

Me destrozó. La confianza recobrada en el amor se evaporaba desde mi corazón vacío envenenado mi cuerpo.

Lloré, grité y le dije cuánto lo odiaba y cuánto lo amaba. Le rogué y seguí llorando. No recuerdo haber llorado tanto, sentir tanto dolor en mi corazón, que comenzaba a palpitar cada vez más rápido mientras mi respiración se aceleraba a medida que mi desesperación se agudizaba.

No podía soportarlo, sentía que moría cuando de repente su enorme rostro apareció en el cielo para decirme "te amo" y asegurarme con su sonrisa y su dulce mirada que todo estaba bien . Supe entonces que era un sueño y dejé que tomara el curso que debía, que se quedara con ella si quería porque en mi realidad yo estaba con él y seguía confiando en el amor.

Cuando desperté L. acariciaba mi pelo y me preguntó qué soñaba porque notó mi malestar en medio de la noche. Para calmarme me había susurrado al oído "te amo" y notó en seguida como me tranquilicé.

Por alguna razón extraña lloré en sus brazos.

Los hippies y la virgen

De viaje an Gales y rodeados de montañas, en una de nuestras largas caminatas. Todos los amigos de L. nos acompañaban. Recuerdo muy claramente a Ali, Mar y Anew porque ellos estaban cerca de mí cuando entre las nubes apareció una imagen colorida de la vírgen de Guadalupe, tal como los mexicanos la representan y tal cual la guardo en un cuadrito de madera perdido en alguna de mis cajas. Con los binoculares que alguien tenía se veía muy claramente un arcoiris resplandeciente a su alrededor y sus dulces facciones. Ahí estaba. No era más que una imagen, pero una definida imagen de ella. No era mi imaginación porque en cuanto la vi y apunte hacia el cielo todos los mis acompañantes la vieron claramente. Sin embargo, no lo creyeron. "Ay, L. no, no puede ser. Debe ser un efecto de los colores, las nubes y la luz, una ilusión óptica"...La discusión sobre lo que vimos continuó en la cabaña donde nos alojamos. Nadie lo creyó por más que todos habíamos tenido la misma experiencia.

Tres

Simple. Fa me dijo que son tres ángles, "'¡algo tan obvio L!" No recuerdo los nombres de ella a mi izquierda y él a la derecha. Pero sé que a mis espaldas está Icaro con sus grandes alas.

*Esa noche, también ella en mi cama, Fa recuerda que en su sueño dijo "tres" levantando tres dedos de su mano, refiriéndose sin embargo a algo completamente distinto y casi sin sentido.