Wednesday 16 February 2011

Otra vez con él

Soñé con ese él que a veces aparece. Quería invitarme a salir, tentarme. Pasaría por mí en la noche, cuando todos los demás estuviera ocupados, especialmente, L. Llegó a casa de mi abuelo y yo estaba lista para ir con él. Pero no, no iría con el ni toda la noche ni mucho tiempo. De hecho, temía decirle, pero no podría estar con él más de un par de horas. ¿Quizá un restaurante de comida rápida? ¿Unos tacos?Sí...sólo unos tacos, no tenía tiempo para nada más.

El resbalón

Todos mis antiguos compañeros de la escuela estaban en el salón de aquel gran edificio. Entre ellos, él que ahora es ella que sentía mucha simpatía por mí. Mi amiga M., la más antigua de todas, esperaba que la saludara tan calurosamente como a los demás que hace tanto tiempo no veía, pero por la familiaridad que siento con ella, la saludaba al final y claro, como si la hubiera visto tan solo hace poco tiempo. La veía más pequeña que antes, delgadita, un tanto débil.

Comenzamos a platicar en el balcón que daba a una terraza de árboles grandes. Estábamos quizá en un octavo piso. De repente, M. se resbaló y cayó a través de los barandales a uno de los balcones de unos pisos más abajo. Grité, me espanté. El corazón casi se me detuvo del horror, de pensar que eso no podía ser! Corrí a ver cómo estaba.

El piso en el que había caído era curiosamente un hospital y ya la habían atendido para cuando yo llegué. M. estaba bien. Un poco golpeada, pero bien. Claro que esta mañana le mandé un mensaje. Pero quizá no es ella la que está mal, quizá esa M. chiquita y con problemas, que siempre ha podido lograr lo que quiere y ha llegado lejos, soy yo.

Thursday 3 February 2011

El sueño anterior

Esa misma noche, antes de despertar y volver a dormir para soñar que soñaba que soñaba lúcida, soñé que estaba en París, caminando de noche con L.

De repente unos tipos se nos acercaron para decirnos algo entre dientes que casi no entendí. Nos trataban de distraer para inyectarnos algo. A L. ya lo había inyectado y por más que puse resistencia, a mí también me inyectaron.

L. comenzó a sentirse muy mareado. Pero a mí no me hacía efecto la droga o sustancia que esos asaltantes seguramente nos habían metido para abusar de nosotros.

No podía ser. Todo me resultó un poco ilógico. ¿Y cómo a mí no me hacía efecto tan rápido y a L. sí? Tenía que ser un sueño.

Tomé a L. de la mano y le dije que esta vez, le enseñaría a volar.

"Primero, L. abre los brazos y flexiona las piernas. Es como si fueras a dar un salto para ponerte en posición vertical, y despegar como un avión. Luego, impúlsate hacia adelante con ganas… ¡No! ¡Con ganas, pues! Eso, eso..Bueno, ya que estamos así, como flotando casi al ras del sueño, flap your arms…OK….No…. A ver, otra vez, desde el principio. ¡Eso, eso!..... ¡Yes, ya estamos volando!,¿ ves?

Luego, él me despertó. Habré hecho algún ruido de la emoción. Me dijo que había tenido pesadillas y que unos monstruos nos perseguían.

Soñé que soñaba que soñaba lúcida

Estaba frente a un centro comercial cuando me di cuenta de que era un sueño. Quise fijarme en cada detalle, el azul intenso del cielo, la réplica de la torre Eiffel frente a los brillantes cristales del centro comercial, la loza tan limpia.

Entré al lugar y por diversión me quité los pantalones. ¡Era un sueño!, ¿no? Seguí caminado y me metí a nos túneles en donde la gente caminaba abarrotada, casi como un mercado sobre ruedas, pero techado. Me senté en una barra y disfruté de unos músicos tocar una música cubana, alegre y divertida.

Seguía fijándome en los detalles del lugar. Los rostros de la gente, los colores tan intensos, como todos vestían distinto, como cada puesto era diferente. Y luego vi mis manos. Recordé que en los sueños las manos no pueden verse muy bien y entonces lo entendí. La forma de las manos parece distorsionarse un poco, como un poco curveada, como quizá más dedos...Sin embargo seguí sorprendida de poder admirar tanto detalle creado por mi mente.

Se lo comenté a l mujer latina que se sentó junto a mí.

-¡Que increíble, que incluso tú, y esta maravillosa música esté toda en mi mente, sea todo mi creación!
-Ja, ja...No. No es tu creación, es el consciente colectivo-me respondió. Y me pidió del chicle que masticaba. Me dijo que esa era otra ventaja, podías comer lo que quisieras, o no comer en un sueño sin preocuparte de nada, ni de la saliva o los bichos de los otros.

Caminamos por un rato, más gente, más tiendas, más música, más chicle...No me atrevía a cambiar el escenario de mi sueño, no quería despertar, o quizá me daba un poco de miedo no poderlo hacer tan fácilmente.

Decidí despertar.

Desperté junto a L. Moría de ganas de contarle mi sueño, pero empezó a hablar de otras cosas. Ya no estaba lúcida.

Luego, un poco desilusionada por haber sido ignorada, desperté otra vez. Esta vez, sí desperté.