Thursday 19 May 2011

Resumen de mis sueños esperando...

En este estado tengo muchos, muchos sueños. No los puedo poner todos. Los más recurrentes son con comida. Especialmente, comida mexicana. Tamales, quesadillas, molcajetes, alambres, sopes. Al despertar no necesariamente quiero comer eso, pero cómo lo disfruto en mis sueños.

Además, de delicias mexicanas, sueño con agua. Con albercas, ríos, mares y lagos. Aguas limpias y caudalosas, sucias y desbordadas, con infinidad de olas, con tierra, profundas, densas, oscuras, enormes. No hay una descripción que se refierra a un sueño acuoso más recurrente que otro. Por supuesto prefiero los mares azules y cristalinos, especialmente en los que la inmensidad se hace presente en el sueño, en los que hay sol y playa y en los que tengo más control que en otras aguas, aunque hayan leones y monstruos desnudos y alados de cuatro ojos a los que tenga que evitar volando. El último fue cruzando de Chetumal al Veracruz, primero en coche y luego en una cama de mader que servía de barca para pasar por un canal que podía desbordarse fácilmente.

Automóviles. Automóviles que no puedo controlar, que van demasiado rápido. Automóviles en las montañas, en terrenos desconocidos, en México, en carreteras que me llevan lejos, en colinas, en calles llenas de puentes y desviaciones, otros sueños comunes.

Mi familia. Las tías, las primas, mi madre, la hermana, los hermanos, los abuelos, todos están presentes y reunidos. Normalmente, riendo, comiendo, hablando, disfrutando y yo me despierto extrañándolos.

Y en todos mis sueños espero, espero, sé que espero...Quizá solo en uno no esperaba, en aquél que una morena dejaba seducirse hasta hartarse.

Sueños raros que olvido, pero que al despertar se que me han dejado sabores amargos, ácidos y dulces y a veces cuando tengo suerte, sabores mexicanos.

Thursday 21 April 2011

Otro apocalipsis

Un mundo sin fronteras, ni ciudades habitadas. No hay suficiente agua, alimento, dinero o ropa. Como en la mayoría de las películas apocalípticas, todos nos vemos sucios y descuidados, más parecidos a un animal salvaje que a los seres que formaron parte de grandes civilizaciones.

Los insectos se están apoderando del mundo. Sus colonias son vez son más numerosas. Se han alimentado con los desechos humanos producto del apocalipsis, de los cuerpos en descomposición, de los alimentos podridos abandonados en refrigeradores, supermercados, granjas y fábricas. La mayoría de las especies más infecciosas han crecido hasta tres veces su tamaño y son cada vez más peligrosas para los seres humanos. Les atrae la materia viva, los colores fosforescentes y el calor. Es imprescindible tratar de alejarnos de ellos.

La gente vive en algunos poblados alrededor de algún restaurante o de algún campamento. La mayoría de los sobrevivientes son humanos que con el apocalipsis perdieron la memoria y sólo tienen recuerdos vagos, como sueños, de sus realidades pasadas. Sólo aquéllos más fuertes sobrevivieron. Hay pocos niños, normalmente huérfanos o que han perdido a sus familias. No saben lo que es una familia, una madre o un padre porque sus padres tampoco saben de eso, simplemente no los recuerdan.

Casi no hay viejos. Los pocos ancianos que quedan son como tesoros para la reina loca y viven con ella en su palacio. Los ancianos son los únicos que todavía recuerdan cómo era el mundo antes del apocalipsis, aunque cada vez más viejos, pierden poco a poco sus recuerdos. Viven al cuidado de los guardias y tienen prohibido salir o hablar con los jóvenes. La reina loca es la única que tiene derecho a hacerles preguntas. Esperan y anhelan la muerte en un mundo sin futuro en el que el pasado solo tiene sentido para ellos y para la reina loca que teme tanto que la humanidad vuelva a cometer los mismos errores.


Por eso, ante la menor sospecha de que alguien es capaz de recordar algo: sucesos, rostros o experiencias personales, es perseguido y enviado por "los doctores" a una "limpia mental" en la que es sometido a electro shocks atado a una cama de fierro antes de ser forzado a altas dosis de medicamentos del olvido.

"Los doctores" también parecen zombis y es por eso que fácilmente siguen las instrucciones de la reina loca, a quien le interesa crear una civilización nueva de sonámbulos que hagan su trabajo como robots de los que hablan los viejos para evitar un nuevo apocalipsis. Reconstruir la civilización desde cero, con gente que no piense, no cuestione, no recuerde, pero que trabaje a cambio de un poco de alimento y una cama donde dormir es el primer objetivo de la reina loca.

Una minoría de guerreros que recuerdan, tatuados en el brazo izquierdo con el arma de fuego que saben usar aun pretende rescatar el pasado despertando a los menos sonámbulos a través de sus recuerdos.

Yo soy una guerrera. No corro tan rápido como los dos compañeros a los que he decidido seguir de un poblado a otro buscando despertares, pero puedo volar y mis brazos son tan fuertes que puedo trasladarme fácilmente entre los tendederos y lianas que unen algunos edificios de las ciudades abandonadas.

Viajo con una bolsa que es la suma de mis pertenencias y cada vez me parece más pesada. Tengo ropas deshilachadas, un cable de internet, las tasas con mi nombre y el nombre de L. que S. una amiga nos regaló en Londres la navidad antes del apocalipsis y dos trajes de baño fosforescentes. Cuando mi nuevo amigo Magus, el enorme negro de rastas todavía un poco lúcido y dueño del restaurante donde paré para comer algo, vio los trajes me pidió deshacerme de ellos. A pesar de ser útiles para cruzar lagos y ríos, si me encontrara cerca de una colonia de insectos agigantados, sería mi final. También sabía que tenía que deshacerme de una de las dos tasas, la única reminiscencia de mis recuerdos de amor y felicidad antes del apocalipsis y quizá la única manera de hacerle recordad a L. si es que todavía estaba vivo en algún lugar del planeta y me lo llegara a encontrar, del amor y la felicidad que compartimos. Me llamó la atención que Magus no dijera nada sobre el cable. Quizá pensó que ni siquiera sabía para que servía y que lo guardaba como otro suvenir del pasado.

Saturday 16 April 2011

Si das, se te regresa doble.

He tenido mucho, mucho, mucho sueños que recuerdo, más que nunca y no los puedo poner todos, Son muchos cortos, otros no tienen ningún sentido, otros se me borran. Desde hace dos meses, estoy así. Pero éste, éste es uno de aquéllos que tiene que quedar registrado.

Estuve en este sueño otra vez en un áshram. Esta vez, me tocó sentarme en la primera fila, me sentí afortunada y aun más cuando vi que justo frente a mí estaría, con su majestuosa presencia, Gurumayi. Todos nos preparábamos para un satsang especial que por alguna razón estaba tardando mucho en comenzar. El salón se llenaba cada vez más y más de gente y mujeres indias vestidas con sus saris correteaban de un lado a otro apuradas por acabar alguna tarea.

Yo moría de hambre y sabía que no aguantaría así por mucho tiempo. Después de ver a un señor comer un pedazo de carne con hueso que se veía un poco asqueroso, especialmente a los ojos de los vegetarianos, decidí sacar mi bolsita de pollo y comer un poquito a poco.

Unas niñas estaban a cargo de repartir prasad, unos dulces mexicanos. Me tocó un mazapán que me hizo agua la boca. Pero cuando abría el mazapán, Baba, sentado también en el salón, a la izquierda de Gurumayi me dijo -L. comparte ese prasad- señalando a una niña sentada cerca de mí. Me llamó mucho la atención que a pesar de que hubiera parecido estar tan atento a las preparaciones del satsang y de que yo hubiera estado sentada un poco lejos de él, siendo según yo, una desconocida para él, me hubiera llamado por mi nombre.

Le ofrecí la mitad del prasad a la niña, cuando caí en cuenta de que su papá estaba con ella, un señor de barba y lentes, bastante grande y fortachón, que obviamente había sacrificado su prasad porque como él, su hija tenía mucha hambre. Les ofrecí el mazapán entero e insistí muchas veces. No aceptaron hasta que dije que había sido orden de Baba y que de cualquier manera yo me quedaría un pedacito.

A los pocos minutos, una niña me ofreció un pulparindo que enseguida ofrecí a alguien más. Poco después, también recibí un dulce de tamarindo con chile. Tres regalos en total, a cambio del sacrificio, de mi preciado mazapán, el cual también llegué a probar. No solo eso, no uno, sino dos gurus, dos gurus en mi sueño, cerca, muy cerca de mí.

Wednesday 16 February 2011

Otra vez con él

Soñé con ese él que a veces aparece. Quería invitarme a salir, tentarme. Pasaría por mí en la noche, cuando todos los demás estuviera ocupados, especialmente, L. Llegó a casa de mi abuelo y yo estaba lista para ir con él. Pero no, no iría con el ni toda la noche ni mucho tiempo. De hecho, temía decirle, pero no podría estar con él más de un par de horas. ¿Quizá un restaurante de comida rápida? ¿Unos tacos?Sí...sólo unos tacos, no tenía tiempo para nada más.

El resbalón

Todos mis antiguos compañeros de la escuela estaban en el salón de aquel gran edificio. Entre ellos, él que ahora es ella que sentía mucha simpatía por mí. Mi amiga M., la más antigua de todas, esperaba que la saludara tan calurosamente como a los demás que hace tanto tiempo no veía, pero por la familiaridad que siento con ella, la saludaba al final y claro, como si la hubiera visto tan solo hace poco tiempo. La veía más pequeña que antes, delgadita, un tanto débil.

Comenzamos a platicar en el balcón que daba a una terraza de árboles grandes. Estábamos quizá en un octavo piso. De repente, M. se resbaló y cayó a través de los barandales a uno de los balcones de unos pisos más abajo. Grité, me espanté. El corazón casi se me detuvo del horror, de pensar que eso no podía ser! Corrí a ver cómo estaba.

El piso en el que había caído era curiosamente un hospital y ya la habían atendido para cuando yo llegué. M. estaba bien. Un poco golpeada, pero bien. Claro que esta mañana le mandé un mensaje. Pero quizá no es ella la que está mal, quizá esa M. chiquita y con problemas, que siempre ha podido lograr lo que quiere y ha llegado lejos, soy yo.

Thursday 3 February 2011

El sueño anterior

Esa misma noche, antes de despertar y volver a dormir para soñar que soñaba que soñaba lúcida, soñé que estaba en París, caminando de noche con L.

De repente unos tipos se nos acercaron para decirnos algo entre dientes que casi no entendí. Nos trataban de distraer para inyectarnos algo. A L. ya lo había inyectado y por más que puse resistencia, a mí también me inyectaron.

L. comenzó a sentirse muy mareado. Pero a mí no me hacía efecto la droga o sustancia que esos asaltantes seguramente nos habían metido para abusar de nosotros.

No podía ser. Todo me resultó un poco ilógico. ¿Y cómo a mí no me hacía efecto tan rápido y a L. sí? Tenía que ser un sueño.

Tomé a L. de la mano y le dije que esta vez, le enseñaría a volar.

"Primero, L. abre los brazos y flexiona las piernas. Es como si fueras a dar un salto para ponerte en posición vertical, y despegar como un avión. Luego, impúlsate hacia adelante con ganas… ¡No! ¡Con ganas, pues! Eso, eso..Bueno, ya que estamos así, como flotando casi al ras del sueño, flap your arms…OK….No…. A ver, otra vez, desde el principio. ¡Eso, eso!..... ¡Yes, ya estamos volando!,¿ ves?

Luego, él me despertó. Habré hecho algún ruido de la emoción. Me dijo que había tenido pesadillas y que unos monstruos nos perseguían.

Soñé que soñaba que soñaba lúcida

Estaba frente a un centro comercial cuando me di cuenta de que era un sueño. Quise fijarme en cada detalle, el azul intenso del cielo, la réplica de la torre Eiffel frente a los brillantes cristales del centro comercial, la loza tan limpia.

Entré al lugar y por diversión me quité los pantalones. ¡Era un sueño!, ¿no? Seguí caminado y me metí a nos túneles en donde la gente caminaba abarrotada, casi como un mercado sobre ruedas, pero techado. Me senté en una barra y disfruté de unos músicos tocar una música cubana, alegre y divertida.

Seguía fijándome en los detalles del lugar. Los rostros de la gente, los colores tan intensos, como todos vestían distinto, como cada puesto era diferente. Y luego vi mis manos. Recordé que en los sueños las manos no pueden verse muy bien y entonces lo entendí. La forma de las manos parece distorsionarse un poco, como un poco curveada, como quizá más dedos...Sin embargo seguí sorprendida de poder admirar tanto detalle creado por mi mente.

Se lo comenté a l mujer latina que se sentó junto a mí.

-¡Que increíble, que incluso tú, y esta maravillosa música esté toda en mi mente, sea todo mi creación!
-Ja, ja...No. No es tu creación, es el consciente colectivo-me respondió. Y me pidió del chicle que masticaba. Me dijo que esa era otra ventaja, podías comer lo que quisieras, o no comer en un sueño sin preocuparte de nada, ni de la saliva o los bichos de los otros.

Caminamos por un rato, más gente, más tiendas, más música, más chicle...No me atrevía a cambiar el escenario de mi sueño, no quería despertar, o quizá me daba un poco de miedo no poderlo hacer tan fácilmente.

Decidí despertar.

Desperté junto a L. Moría de ganas de contarle mi sueño, pero empezó a hablar de otras cosas. Ya no estaba lúcida.

Luego, un poco desilusionada por haber sido ignorada, desperté otra vez. Esta vez, sí desperté.