Wednesday 16 February 2011

El resbalón

Todos mis antiguos compañeros de la escuela estaban en el salón de aquel gran edificio. Entre ellos, él que ahora es ella que sentía mucha simpatía por mí. Mi amiga M., la más antigua de todas, esperaba que la saludara tan calurosamente como a los demás que hace tanto tiempo no veía, pero por la familiaridad que siento con ella, la saludaba al final y claro, como si la hubiera visto tan solo hace poco tiempo. La veía más pequeña que antes, delgadita, un tanto débil.

Comenzamos a platicar en el balcón que daba a una terraza de árboles grandes. Estábamos quizá en un octavo piso. De repente, M. se resbaló y cayó a través de los barandales a uno de los balcones de unos pisos más abajo. Grité, me espanté. El corazón casi se me detuvo del horror, de pensar que eso no podía ser! Corrí a ver cómo estaba.

El piso en el que había caído era curiosamente un hospital y ya la habían atendido para cuando yo llegué. M. estaba bien. Un poco golpeada, pero bien. Claro que esta mañana le mandé un mensaje. Pero quizá no es ella la que está mal, quizá esa M. chiquita y con problemas, que siempre ha podido lograr lo que quiere y ha llegado lejos, soy yo.

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