Saturday 16 April 2011

Si das, se te regresa doble.

He tenido mucho, mucho, mucho sueños que recuerdo, más que nunca y no los puedo poner todos, Son muchos cortos, otros no tienen ningún sentido, otros se me borran. Desde hace dos meses, estoy así. Pero éste, éste es uno de aquéllos que tiene que quedar registrado.

Estuve en este sueño otra vez en un áshram. Esta vez, me tocó sentarme en la primera fila, me sentí afortunada y aun más cuando vi que justo frente a mí estaría, con su majestuosa presencia, Gurumayi. Todos nos preparábamos para un satsang especial que por alguna razón estaba tardando mucho en comenzar. El salón se llenaba cada vez más y más de gente y mujeres indias vestidas con sus saris correteaban de un lado a otro apuradas por acabar alguna tarea.

Yo moría de hambre y sabía que no aguantaría así por mucho tiempo. Después de ver a un señor comer un pedazo de carne con hueso que se veía un poco asqueroso, especialmente a los ojos de los vegetarianos, decidí sacar mi bolsita de pollo y comer un poquito a poco.

Unas niñas estaban a cargo de repartir prasad, unos dulces mexicanos. Me tocó un mazapán que me hizo agua la boca. Pero cuando abría el mazapán, Baba, sentado también en el salón, a la izquierda de Gurumayi me dijo -L. comparte ese prasad- señalando a una niña sentada cerca de mí. Me llamó mucho la atención que a pesar de que hubiera parecido estar tan atento a las preparaciones del satsang y de que yo hubiera estado sentada un poco lejos de él, siendo según yo, una desconocida para él, me hubiera llamado por mi nombre.

Le ofrecí la mitad del prasad a la niña, cuando caí en cuenta de que su papá estaba con ella, un señor de barba y lentes, bastante grande y fortachón, que obviamente había sacrificado su prasad porque como él, su hija tenía mucha hambre. Les ofrecí el mazapán entero e insistí muchas veces. No aceptaron hasta que dije que había sido orden de Baba y que de cualquier manera yo me quedaría un pedacito.

A los pocos minutos, una niña me ofreció un pulparindo que enseguida ofrecí a alguien más. Poco después, también recibí un dulce de tamarindo con chile. Tres regalos en total, a cambio del sacrificio, de mi preciado mazapán, el cual también llegué a probar. No solo eso, no uno, sino dos gurus, dos gurus en mi sueño, cerca, muy cerca de mí.

No comments:

Post a Comment